segunda-feira, 2 de junho de 2008

História do hino nacional



















O primeiro hino do Chile data de meados de 1819, quando Bernardo O'Higgins encomendou ao poeta chileno-argentino Bernardo de Vera y Pintado a letra do hino que ele desejava para a nova nação. Foi cantado pela primeira vez nas festas de setembro de 1819, utilizando-se a música do hino Nacional da Argentina.

Primeiramente, o peruano José Reverte foi procurado para a composição da música, mas sua versão não agradou a Vera Y Pintado, razão pela qual o chileno Manuel Robles fez uma nova composição que estreou oficialmente em 20 de agosto de 1820, resultando num êxito imediato.


Letra do primeiro hino nacional


Refrão
Dulce Patria, recibe los votos
con que Chile en tus aras juró
que o la tumba serás de los libres
o el asilo contra la opresión.
I
Ciudadanos: el amor sagrado
de la patria os convoca a la lid:
libertad es el eco de alarma
la divisa: triunfar o morir.
El cadalso o la antigua cadena
os presenta el soberbio español:
arrancad el puñal al tirano
quebrantad ese cuello feroz.
II
Habituarnos quisieron tres siglos
del esclavo a la suerte infeliz
que al sonar de sus propias cadenas
más aprende a cantar que a gemir.
Pero el fuerte clamor de la Patria
ese ruido espantoso acalló
y las voces de la Independencia
penetraron hasta el corazón.
III
En sus ojos hermosos la Patria
nuevas luces empieza a sentir
y observando sus altos derechos
se ha encendido en ardor varonil.
De virtud y justicia rodeada
a los pueblos del orbe anunció
que con sangre de Arauco ha firmado
la gran carta de emancipación.
IV
Los tiranos en rabia encendidos
y tocando de cerca su fin
desplegaron la furia impotente,
que aunque en vano se halaga en destruir.
Ciudadanos mirad en el campo
el cadáver del vil invasor...;
que perezca ese cruel que el sepulcro
tan lejano a su cuna buscó
V
Esos valles también ved, chilenos,
que el Eterno quiso bendecir,
y en que ríe la naturaleza
aunque ajada del déspota vil
Al amigo y al deudo más caro
sirven hoy de sepulcro y de honor:
mas la sangre del héroe es fecunda
y en cada hombre cuenta un vengador.
VI
Del silencio profundo en que habitan
esos Manes ilustres, oíd
que os reclamen venganza, chilenos,
y en venganza a la guerra acudid.
De Lautaro, Colo-Colo y Rengo
reanimad el nativo valor
y empeñad el coraje en las fieras
que la España a extinguirnos mandó.
VII
Esos monstruos que cargan consigo
el carácter infame y servil,
¿cómo pueden jamás compararse
con los héroes del Cinco de Abril?
Ellos sirven al mismo tirano
que su ley y su sangre burló;
por la Patria nosotros peleamos
nuestra vida, libertad y honor.
VIII
Por el mar y la tierra amenazan
los secuaces del déspota vil
pero toda la naturaleza
los espera para combatir:
el Pacífico al Sud y Occidente
al Oriente los Andes y el Sol
por el Norte un inmenso desierto
y el centro libertad y unión.
IX
Ved la insignia con que en Chacabuco
al intruso supisteis rendir
y el augusto tricolor que en Maipo
en un día de triunfo nos dio mil.
Vedle ya señoreando el océano
y flameando sobre el fiero león
se estremece a su vista el íbero
nuestros pechos inflama el valor.
Ciudadanos la gloria presida
de la Patria el destino feliz,
y podrán las edades futuras
a sus padres así bendecir.

A versão definitiva


Esta versão, com a letra de Vera e música de Robles, durou até 1828, quando Mariano Egaña, ministro em Londres, decidiu encomendar uma nova música devido às críticas que recebeu. O novo compositor foi o espanhol Ramón Carnicer, que na época estava exilado por sua oposição do rei da Espanha Fernando VII.

A música manteve o poema de Vera e foi estreado em Santiago, no teatro de Arteaga em 23 de dezembro de 1828, num concerto da Sociedade Filarmônica.

Terminada a luta pela independência e restabelecidas as relações diplomáticas com a Espanha, em 1846 o encarregado de negócios da Espanha no Chile, Salvador Tavira, se opôs a alguns versos de Vera y Pintado por serem injuriosos e hostis à Espanha. Por esse motivo, o governo de Manuel Bulnes Prieto, através de seu ministro do interior Don Manuel Camilo Vidal, encomendou a substituição das estofes ao jovem poeta Eusebio Lillo Robles. As modificações contaram com a aprovação do filólogo Andrés Bello, exceto o refrão:

Libertad, invocando tu nombre,
la chilena y altiva nación
jura libre vivir de tiranos
y de extraña, humillante opresión

Como o refrão foi censurado e Lillo se considerava incapaz de superar o original, ficou-se com o anterior. Texto completo:

Refrão
Dulce Patria, recibe los votos
Con que Chile en tus aras juró
Que o la tumba serás de los libres
O el asilo contra la opresión.
I
Ha cesado la lucha sangrienta;
ya es hermano el que ayer invasor;
de tres siglos lavamos la afrenta
combatiendo en el campo de honor.
El que ayer doblegábase esclavo
Libre al fin y triunfante se ve;
libertad es la herencia del bravo,
la Victoria se humilla a sus pies.
II
Alza, Chile, sin mancha la frente;
conquistaste tu nombre en la lid;
siempre noble, constante y valiente
te encontraron los hijos del Cid.
Que tus libres tranquilos coronen
a las artes, la industria y la paz,
y de triunfos cantares entonen
que amedrenten al déspota audaz.
III
Vuestros nombres, valientes soldados,
Que habéis sido de Chile el sostén,
nuestros pechos los llevan grabados;
Los sabrán nuestros hijos también.
Sean ellos el grito de muerte
que lancemos marchando a lidiar,
y sonando en la boca del fuerte
hagan siempre al tirano temblar.
IV
Si pretende el cañón extranjero
nuestros pueblos osado invadir;
desnudemos al punto el acero
y sepamos vencer o morir.
Con su sangre el altivo araucano
nos legó por herencia el valor;
y no tiembla la espada en la mano
defendiendo de Chile el honor.
V
Puro, Chile, es tu cielo azulado,
puras brisas te cruzan también,
y tu campo de flores bordado
es la copia feliz del Edén.
Majestuosa es la blanca montaña
que te dio por baluarte el Señor,
Y ese mar que tranquilo te baña
te promete futuro esplendor.
VI
Esas galas, ¡oh, Patria!, esas flores
que tapizan tu suelo feraz,
no las pisen jamás invasores;
con tu sombra las cubra la paz.
Nuestros pechos serán tu baluarte,
con tu nombre sabremos vencer,
o tu noble, glorioso estandarte,
nos verá combatiendo caer.

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